Los ruidos, la vibración, la pesadez y a la vez ligereza de las piezas siendo movidas dentro de la fábrica, el vapor del proceso de secado… todos estos elementos y factores hicieron que el artista eligiera este espacio, desnudo y sin ningún tipo de construcción, únicamente un muro separa el espacio expositivo del área de producción.
La nave se ha planteado como un espacio de evasión y a la vez de reflexión: los visitantes deben abstraerse, desconectar, dejándose guiar por la música y las danzas de los personajes.
Pero una vez concluida la experiencia, la obra plantea cuestiones de actualidad sobre las cuales el artista nos incita a reflexionar y cuestionar. Las referencias a las epidemias, las enfermedades, las migraciones, las crisis políticas o las ceremonias hacen que, además de una de las creaciones del artista más destacables, la pieza se convierta en un retrato muy fiel del actual mundo globalizado.